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El "documento de identidad Medieval”: el escudo, la divisa y el lema familiar.

 

Durante la edad Media, el sentido de pertenencia a una determinada estirpe o familia era fundamental para reyes y nobles pues determinaba su posición en la sociedad. 

Esto se expresaba a través del arte de la Heráldica, que constituía un completo código coherente para la identificación de personas y se plasmaba en los escudos de armas que damas y caballeros (siempre de los estamentos nobles) solían lucir y que los identificaba como miembros de una determinada casa o linaje; era pues como un DNI o documento de identificación medieval.

Las familias nobles además, trataban de proclamar la grandeza de su estirpe agregando a sus escudos los lemas, divisas o gritos de guerra, que pregonaban la importancia de su linaje.  

Podemos definir estos conceptos de la siguiente forma:

 

Una divisa es un enunciado breve, sentencioso e ingenioso nacido en el mundo caballeresco que suele expresar un deseo que sirve como elemento distintivo de una persona, linaje o institución y que suele colocarse en los escudos de armas y pendones. Puede representarse por palabras en latín o en lenguas vernáculas.

 

Un lema es un enunciado breve, sentencioso e ingenioso que sirve de norma de conducta y de guía para caballero que lo lleva.  Es un reflejo del ideal de vida que este quiere seguir y de él siempre se desprende un sentido moral.

 

El grito de guerra o grito de armas suele ser una palabra o una frase simple, para alentar a unirse a la lucha o la acción, a los miembros o seguidores de reyes y familias nobles.

Realmente la diferencia entre divisa y lema es muy sútil y no merece la pena entrar en distinciones por lo que hablaremos indistintamente de divisas.  La divisa no siempre ha sido hereditaria, en ocasiones un noble ostentaba una divisa por un tiempo y luego la podía cambiar de acuerdo a sus deseos, aunque también muchas familias han intentado mantenerla con el paso de los tiempos. 

Divisas han existido de todos los tipos: soberbias, humildes, ingeniosas, poéticas, románticas.  Veamos unos ejemplos:

 

Los reyes de Inglaterra siempre han tenido por divisa “Dios y mi derecho” aunque Isabel I incorporó el lema "Semper Eadem" (Siempre el mismo o la misma). Los reyes católicos de España el famoso “Tanto monta”. Luis XI de Francia adoptó como divisa un haz de leña espinosa con la siguiente leyenda: "Quien se arrima, se pincha”. La dinastía de los Borbones utilizaba una espada con la palabra "Oenetrabit" (entrará), y célebre es la divisa de la Casa de Orange, que todavía permanece al pie del escudo de Holanda: "Je maintiendrai”(mantendré). La Casa de los Guisa usaba: "Chacun a son tour" (a cada uno a su vez).

 

Los Señores de Councy, en Francia, tenían como divisa: “Je no suis roy, ne duc, ne prince, ni comte ausey, yo soy le sire de Councy”, (No soy rey, ni duque, ni príncipe, ni conde, yo soy señor de Councy) divisa bastante orgullosa como la de los Rohan: "Prince ne veux, rey ne puis, Rohan suis" con la cual pretendían proclamar que ellos eran más grandes que príncipes y reyes y la  célebre divisa de César Borgia: "Aut Caesar aut noil” (O César o nada). La Casa de Quirós española tampoco se queda atrás en orgullo: "Después de Dios, la Casa de Quirós”. Los Cossío: "Mis obras, no mis abuelos, me habrán de llevar al Cielo”. Los Solano: "Son como el sol los Solanos, antiguos, justos y claros.  Los Piedra: "Sólo mi virtud se entiende. Fuerza ajena ni la toca ni la ofende.

Federico II, Emperador de Alemania tomó como base de su divisa las cinco letras vocales, A.E.I.O.U., cuyo significado se traducía por: "Austrice est imperari orbi universo”.

Una de las divisas más bonitas es la que lucía el escudo de armas de Jacques Coeur, tesorero del rey Carlos VII de Francia y ávido comerciante, “A vaillants Coeurs rien impossible” ( a los corazones valientes nada es imposible).

 

Las órdenes de caballería también tenían sus propias divisas que sus caballeros lucían con orgullo. La divisa de la  Orden de la Jarretera, inglesa,  tuvo su origen una noche en un baile que se daba en el palacio real, a la bella  Condesa de Salisbury se la cayó una liga, el rey Eduardo III se apresuró a recoger la liga cuyo color era azul y al ver que los cortesanos se reían burlonamente, lo que causó el llanto de la condesa, en desagravio de tal ofensa instituyó la Orden de la Jarretera, y la divisa fue “Maldito quien mal piense”.

La famosa orden del Toisón de Oro tenía por lema: «Ante ferit quam flamma micet» («Hiere antes de que se vea la llama»).  La Orden del Armiño, que instituyera el Rey Fernando de Aragón, tenía como divisa “Halo miri quam fedari”, para decir que vale más preferir la muerte que faltar a la obediencia y fidelidad debida a su príncipe.

 

Entre los gritos de guerra más famosos destacamos:

 

    •    “Montjoie Saint-Denis” ("Alegría por Saint-Denis" en francés) utilizado por los ejércitos reales franceses, en referencia al patrono de Francia.

    •    “Dieu le veut” ("Dios lo quiere") utilizado por los cruzados franceses.

    •    “Caelum Denique" ("Por fin el cielo" en latín) utilizado por los cruzados en Tierra Santa.

    •    “Santiago y cierra, España” usado por los guerreros cristianos en la Reconquista de la Península Ibérica de los moros, invocando a su santo patrón Santiago.

    •    “Portugal y São Jorge” ("Portugal y San Jorge") usado por las tropas portuguesas del siglo XV, invocando al santo patrón de Portugal.

    •    “Desperta ferro" ("Despierta hierro") usado por los almogávares, que eran tropas ligeras al servicio de la Corona de Aragón durante la Reconquista. Posteriormente este grito fue adoptado por el ejército de paracaidistas español.

 

Fuente:         Wikipedia

        paremia.org

        heraldicablog.com

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