El “Trinity Royal” era el nombre del buque insignia que encabezó la flota de Enrique V para la conquista de Francia. Constituida por 500 barcos (alquilados unos por el propio rey para la campaña y muchos otros confiscados a pescadores y comerciantes), la flota zarpó de Inglaterra el 11 de agosto de 1415. Con 540 toneladas, era uno de los buques más grandes del norte de Europa. Por su aspecto, no cabía duda alguna sobre quién era la persona que llevaba a bordo y cuál era la finalidad del viaje. El escudo de armas real de Inglaterra, un escudo cuarteado con los tres leones y las tres flores de lis, estaba pintado en su vela. Una corona de oro adornaba su castillo superior, y un cetro dorado, modelado con tres flores de lis, decoraba el cabestrante. En la cubierta se levantaba la figura tallada en madera de un leopardo coronado, otra figura heráldica asociada a la casa Plantagenet. Pintado y dorado, tenía seis escudos, cuatro de los cuales lucían las armas del rey dentro de un collar de oro, y dos las armas del santo patrón de Inglaterra San Jorge, dentro de una jarretera, el emblema de la orden de caballería inglesa.
En el mástil y la cubierta trasera, ondeaban cuatro de los estandartes que serían también izados en Agincourt: el de las armas reales, el de las armas de San Jorge, el de las armas del antepasado de Enrique, Eduardo el Confesor y el que representaba a la Santísima Trinidad.
Este despliegue heráldico no era tan sólo la mezcla inevitable de las herencias de Enrique. Fue elegido deliberadamente por el rey como parte de una poderosa propaganda visual. El escudo de armas que se observaba en la vela era en realidad una provocación y a la vez una manifestación de la reclamación del rey de Inglaterra. Las antiguas armas de Inglaterra llevadas desde la época de Ricardo Corazón de León en el siglo XII, habían sido tres leones dorados sobre fondo rojo. Este escudo no cambió hasta el inicio de la Guerra de los Cien Años cuando Eduardo III realizó su reclamación al trono de Francia. Para dejar constancia de esta reclamación, Eduardo cuarteó su escudo de armas con las tres flores de Lis doradas sobre fondo azul, emblema tradicional de la corona francesa. Al mismo tiempo, Eduardo III había adoptado a San Jorge como santo Patrón de Inglaterra. La importancia de este gesto radicaba en que San Jorge había sido reconocido anteriormente en toda Europa y el oriente cristiano como el santo patrón de toda la caballería. Al hacerlo exclusivamente inglés, Eduardo III se identificaba a él mismo y a su nación, como la personificación de los preciados valores caballerescos que el santo representaba. Las victorias inglesas de Crecy en 1346 y Poitiers en 1356, podían por tanto ser consideradas como una prueba indiscutible de que el santo había retirado su apoyo a los franceses y se había convertido en partidario de Inglaterra.
El emblema de La Orden de la Jarretera también ocupaba un lugar de importancia en la nave capitana. Fundada por Eduardo III después de Crecy y dedicada a San Jorge, era una celebración de la supremacía militar inglesa y sus veintiséis miembros eran admirados y envidiados por toda Europa. Cuando Jehan Werchin, el joven Senescal de Hainault, que más tarde sería asesinado en Agincourt, intentaba labrarse una reputación en 1408, lo hizo desafiando a los caballeros de la orden de la Jarretera a una justa. Los caballeros de la Jarretera eran considerados como los herederos de los míticos caballeros artúricos de la Tabla Redonda y por lo tanto como los campeones de Inglaterra. La oferta de Jehan no fue aceptada por Enrique IV de Inglaterra quién dijo que no tenía noticia de nada parecido en las antiguas crónicas de la Tabla Redonda y que por lo tanto, debía elegir luchar contra uno solo de los caballeros. El elegido para tal hazaña fue Sir John Cornewaille, una de las figuras caballerescas inglesas más respetadas de la época. Hijo de un caballero del suroeste de Inglaterra y de una sobrina del duque de Bretaña, se destacó por primera vez en 1.400 cuando fue encarcelado por Enrique IV de Inglaterra por casarse sin permiso con su hermana Isabel de Lancaster. A pesar de que Isabel era algunos años mayor que él y que había enviudado ya dos veces, se dice que su matrimonio fue por amor y que Isabel se enamoró perdidamente de él cuando le vio derrotar a un caballero francés en una justa medieval. En 1406 derrotó a unos caballeros escoceses en unas justas celebradas en Londres y en junio de 1409, llevó a cabo la proeza de armas a la que había sido desafiado por Jehan Werchin, Senescal de Hainault. Este acontecimiento tuvo lugar durante tres días en Lille, Francia y Sir John se distinguió de tal manera en el combate que Juan Sin Miedo, duque de Borgoña, que había presidido el evento, le obsequió un collar de oro decorado con joyas.
El mayor honor que podía otorgar un rey de Inglaterra era hacer a un caballero miembro de la orden. Las insignias y las ceremonias asociadas a la orden eran sumamente valoradas como símbolos visibles de una reputación caballeresca conseguida por un valor excepcional y un leal servicio.
las demostraciones heráldicas del “Trinity Royal” eran afirmaciones visuales del status monárquico de Enrique V y de su pretensión al trono de Francia. Los estandartes religiosos declaraban que su ejército estaba bajo la protección y el patronazgo de los santos. Al menos otros tres barcos miembros de la flota real lucían sus divisas personales en las velas: un antílope, un cisne y las plumas de avestruz que habían sido la insignia personal de Enrique cuando era príncipe de Gales. Dada la importancia de estos símbolos, y la debilidad medieval por todo lo que tuviera pinta de visión profética, la aparición de una bandada de cisnes nadando entre la Armada cuando esta abandonaba Inglaterra fue considerada la profecía perfecta para el éxito de la empresa del rey.
Fuente Juliet Barker, “Agincourt el arte de la estrategia”.