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Güelfos y Gibelinos

Con estos dos términos se designaba en la Italia medieval a las diferentes facciones que apoyaban respectivamente al Papa de la iglesia Católica (los güelfos), y al Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (los gibelinos), en el contexto del conflicto que entre estos dos grandes poderes se desarrolló para conseguir la supremacía universal, pero…¿de dónde provienen estos extraños nombres?.

 

Originariamente, estos fueron aplicados a las dos facciones que desde el siglo XII apoyaron en el Sacro Imperio Romano Germánico respectivamente a la casa de Babiera, los Welfen pronunciado “velfen” y de ahí su derivación a la palabra güelfo, y a la casa Hohenstaufen de Suabia, señores del castillo de Waiblingen de cuyo nombre derivó la palabra gibelino.

 

 

Dicho origen se remonta a 1125 cuando muere sin descendencia el emperador Enrique V. Los príncipes alemanes a instancias de Adalberto, arzobispo de Maguncia, nombran como sucesor ese mismo año al duque de Sajonia,  Lotario III. Sin embargo, los sobrinos y herederos de Enrique V no estaban conformes con la decisión. Estos eran Federico II, duque de Suabia, y su hermano Conrado, ambos pertenecientes a la casa de Hohenstaufen. Conrado fue entonces proclamado emperador con el apoyo de Milán pero el papa Honorio II se negó a reconocerlo así como otras ciudades italianas enemigas de Milán.

Lotario II, por su parte, se aseguró el apoyo de Enrique “el soberbio”, duque de Baviera, perteneciente a la casa de los Welfen, al que convirtió en su yerno.

 

La guerra entre ambas facciones finalizó en 1135 con la sumisión de Conrado quedando Lotario como emperador. Sin embargo, las cosas cambiaron a la muerte de Lotario.  Conrado es elegido como nuevo emperador frente a Enrique “el soberbio” (yerno y heredero de Lotario) por lo que se produce un nuevo enfrentamiento entre los dos bandos.

Enrique fallece pero la guerra la continúa su hermano Güelfo VI. Es dentro de este enfrentamiento y durante el asedio de la ciudad de Weinsberg, cuando los nombres de ambas facciones quedan establecidos a partir de los gritos de guerra que las tropas de cada bando proferían: güelfos (partidarios de Lotario, de su heredero Enrique y de Güelfo VI) y gibelinos (partidarios de la familia Hohenstaufen representada por Conrado III).

 

La contienda terminó con un acuerdo de paz firmado tras el fracaso de la segunda cruzada, pero Güelfo VI no quedó contento con los términos  pactados y prosiguió en su empeño por conseguir el trono imperial. Esta lucha llegó a su fase final cuando fallece el emperador Enrique Berenguer, que había sucedido a su padre Conrado III. Entonces Güelfo VI pacta con Federico III de Suabia (sobrino suyo y también de Conrado III), retirar sus pretensiones al trono Imperial a cambio de tierras para él. Así es por tanto elegido como Emperador Federico, mientras que Güelfo consiguió tierras en Italia pasando a ser marqués de Toscana y Sopoleto.

 

Tenemos por tanto claro el origen de los términos, pero…¿cómo pasaron estos a Italia?.

 

Federico de Suabia es elegido emperador con el nombre de Federico I conocido también como Barbarroja por el color de su barba. Federico pertenece a la casa de Hohenstaufen lo que significa que la facción gibelina ha triunfado en el Imperio. El primer objetivo del nuevo emperador es reafirmar en Italia la supremacía del imperio tanto sobre el Papa, como sobre algunas ciudades italianas que, aprovechando la situación inestable y de enfrentamientos por las que había pasado el imperio, se habían hecho más independientes, desmarcándose de su sumisión al Emperador, todo ello con el beneplácito y  la ayuda de Roma. Esta corriente disconforme con la autoridad imperial que prefirió unir sus fuerzas al Papado, pasó a denominarse con el término güelfo mientras que la corriente que mantenía su apoyo y dependencia del emperador pasó a denominarse con el término gibelino.

 

Durante mucho tiempo, Italia estuvo sumida en las luchas políticas de estos dos bandos llegando incluso a estar estos confrontamientos  representados en la literatura de la época como es el caso de Romeo y Julieta de William Shakespeare en dónde la familia Capuleto pertenecía al partido güelfo y la Montesco al partido gibelino, de ahí el odio tan atroz que se profesaban la una a la otra.

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