Las heroínas de Palencia.
Corría el año 1385. Juan I rey de Castilla, se enfrenta a las tropas portuguesas del rey Juan I de Portugal en la batalla de Aljubarrota. El rey de Castilla reclama su derecho al trono de Portugal por su matrimonio con Beatriz, única hija superviviente del fallecido rey portugués Fernando I. El trono de Portugal estaba en ese momento en manos de Juan de Avís, (hijo natural de Pedro I de Portugal y por tanto hermanastro de Fernando I), que había sido proclamado regente del país y posteriormente rey , en detrimento de la legítima heredera Beatriz, ante la petición de los nobles portugueses preocupados por la posible unificación de su país con la corona de Castilla.
La batalla supone un total fracaso para las tropas castellanas y trae como consecuencia la consolidación de la dinastía de Avís en el trono de Portugal. Aprovechando la derrota del rey castellano, Juan de Gante, duque de Lancaster casado con Constanza, hija del fallecido rey castellano Pedro I “el cruel”, vuelve a retomar su reclamación al trono de Castilla. Recordemos que Enrique II de Castilla, (padre de Juan I, hijo natural de Alfonso XI y por tanto medio hermano de Pedro I "el cruel" ), le había arrebatado a este la corona, después de una sangrienta lucha en la que el propio Pedro murió, instalando así en el trono de Castilla a la dinastía Trastámara.
Las tropas inglesas de Juan de Gante desembarcan en la Península Ibérica y tras varias victorias, se presentan de improviso ante las murallas de la ciudad de Palencia en un momento en que todos los hombres estaban luchando en los ejércitos castellanos. Las mujeres de la ciudad, lejos de amedrentarse y rendirse los ingleses, asumen la defensa de la plaza de forma tan valerosa, que los ingleses tuvieron que desistir de su conquista.
Como consecuencia de la hazaña, el rey Juan I premia a las mujeres palentinas concediéndolas el derecho vitalicio de uso de las insignias de la Orden de la Banda, máximo galardón de Castilla que solo se concedía a los varones. Esta gesta quedó además recogida en una mesa de mármol cuya inscripción dice: "En 1386 el rey don Juan I de Castilla concedió a las mujeres palentinas el privilegio de adornar sus tocas con los colores rojo y oro, en premio de que hallándose ausentes y en el ejército del rey todos los hombre de la ciudad, la defendieron ellas solas, derrotando a los ingleses del duque de Lancaster y perecieron muchas de ellas en los asaltos”.
Posteriormente y una vez firmada la paz con los ingleses en el tratado de Bayona, el rey elige esta ciudad como lugar para el matrimonio de su hijo Enrique con Catalina de Lancaster, hija de Juan de Gante y Constanza de Castilla. Este matrimonio sellará la paz entre castellanos e ingleses y pondrá fin a las disputas por el trono de Castilla, al unir a los descendientes del derrocado rey Pedro I “el cruel”, con la nueva dinastía reinante de los Trastámara. Para ellos se creará el nuevo título de Príncipes de Asturias que a partir de ese momento, llevarán los herederos al trono castellano.